La reciente oferta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reasentar a sudafricanos blancos como refugiados no ha logrado calar entre las mismas personas a las que pretendía ayudar.
La orden ejecutiva de Trump, dirigida a los afrikáners que, según afirma, sufren discriminación racial a causa de las políticas de reforma agraria de Sudáfrica, se ha topado con la resistencia de grupos de defensa de los blancos de derechas, que argumentan que están comprometidos a quedarse y abordar los problemas de su propio país.
Organizaciones como AfriForum y el Movimiento de Solidaridad, que representan a millones de afrikaners, también han rechazado la idea de buscar asilo en el extranjero, haciendo hincapié en sus arraigados vínculos con Sudáfrica.
Incluso Orania, el enclave exclusivo de los afrikaners, rechazó la oferta, insistiendo en que los afrikaners no son refugiados, sino orgullosos ciudadanos de su tierra. Por ahora, está por ver cómo influirá la propuesta de Trump en las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Sudáfrica.