Según un nuevo informe (vía Reuters), más de 1.000 sirios fueron asesinados entre 2011 y 2017 en el aeropuerto militar de Mezzeh, cerca de Damasco, un lugar tristemente célebre por el trato brutal dispensado a los detenidos bajo el régimen del presidente Bashar al Assad.
Se cree que las muertes, consecuencia de torturas, ejecuciones y condiciones inhumanas, están relacionadas con siete fosas comunes identificadas mediante una combinación de imágenes por satélite, testimonios de testigos y datos de inteligencia filtrados.
Los supervivientes retenidos en el aeropuerto describen escenas espeluznantes de abusos cotidianos, incluidos interrogatorios diarios con torturas psicológicas y físicas destinadas a forzar confesiones.
Las fosas recién descubiertas se consideran una sombría confirmación de las continuas violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Assad, acusado de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas generalizadas.
El régimen, ahora bajo un nuevo gobierno, se mantiene hermético sobre los hallazgos, pero la búsqueda de las víctimas de estas atrocidades continúa. Por ahora, está por ver si aparecerán nuevas pruebas que lleven a los responsables ante la justicia.