Los refugiados rohingya en Indonesia se enfrentan a una crisis cada vez mayor, ya que la agencia de migración de las Naciones Unidas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), recorta una ayuda crucial debido a la falta de financiación de su mayor donante, Estados Unidos, según fuentes (vía Reuters).
A partir del 5 de marzo, más de 900 refugiados rohingya de la ciudad de Pekanbaru perderán el acceso a la asistencia sanitaria y a la ayuda en efectivo, lo que les dejará totalmente dependientes de unos recursos limitados. Estos refugiados, que huyeron de la persecución en Myanmar y Bangladesh, carecían de medios para obtener ingresos, ya que tienen prohibido trabajar en Indonesia.
La decisión forma parte de recortes más amplios de la ayuda exterior estadounidense, iniciados bajo la administración Trump, que han dejado al sector humanitario luchando por gestionar las consecuencias de estas restricciones financieras. Los funcionarios locales buscan ahora soluciones de apoyo alternativas para evitar disturbios y garantizar el bienestar tanto de los refugiados como de la población local.