A partir de este lunes, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha introducido nuevos controles de precios en 30 grupos de alimentos esenciales, en un intento de frenar la creciente inflación, que sigue siendo la más alta de la Unión Europea (vía Reuters).
La medida llega en un momento en que los hogares siguen sintiendo la presión del aumento de los costes, con un incremento de los precios de los alimentos del 7,1% en el último año, lo que exacerba la preocupación por la asequibilidad, la estabilidad económica y la eficacia a largo plazo de la intervención gubernamental.
Aunque el gobierno argumenta que la limitación de los márgenes de los precios al por menor aliviará la carga de los consumidores, los analistas económicos advierten que tales medidas han sido contraproducentes en el pasado, provocando distorsiones no deseadas en el mercado.
Mientras tanto, el Banco Nacional de Hungría se enfrenta a retos cada vez mayores, ya que la persistente inflación del país amenaza su política monetaria y su estabilidad económica. Por ahora, está por ver si estos controles supondrán un alivio o una mayor tensión para la economía húngara.