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PlayStation VR: Un análisis de PSVR más personal

Mi experiencia con el dispositivo, muchos de sus juegos y amigos de todo tipo durante una semana.

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PlayStation VR, el flamante casco de Realidad Virtual para la consola PS4, se pone a la venta hoy, 13 de octubre de 2016. El lanzamiento significa la culminación de la gran apuesta de Sony por el desarrollo que dio a conocer como Project Morpheus y que varios años después de su concepción llega al público de masas como la primera oportunidad cierta de disfrutar de la Realidad Virtual moderna con una videoconsola, muy poco después de que otros dispositivos como HTC Vive u Oculus Rift hicieran lo propio en ordenador.

Como mi compañero Mike firmó la semana pasada un texto preliminar más técnico, objetivo y pormenorizado de lo que es PSVR y lo que ofrece de salida, con esta reseña busco un análisis diferente, una recomendación más personal y por tanto más cercana a la que haría a cualquier amigo o familiar que me preguntara. Y lo hago tras pasar una semana en compañía del casco, de sus accesorios y, lo más importante, de gran parte de su catálogo de juegos de salida. Te adelanto que las sensaciones son encontradas, pero espero que al final de estas líneas tengas más claro si es el momento para lanzarte a por el headset de Sony para tu PS4.

Y como será todo el rato una de cal y otra de arena por motivos que contaré a continuación, quizá lo mejor sea que valores cuánto te importan a ti y solo a ti las cosas mejores y peores, pues más aún que los videojuegos tradicionales, la experiencia en Realidad Virtual es, repito, muy, muy personal y subjetiva.

En primer lugar la sensación más obvia que me queda de este lanzamiento es que no tiene un juego estrella. PSVR sale sin ese Super Mario 64, ese Wii Sports o ese Sonic Adventure (o ese Angry Birds) que todo el mundo debería probar para ver claramente qué significa (o más bien qué puede llegar a significar) en los juegos la novedad del hardware. Por supuesto te puedes hacer una idea de las posibilidades picoteando aquí y allá en todo el catálogo de lanzamiento, pero un usuario normal no tiene la oportunidad de hacerlo más allá de las demos y, en otras palabras, no existe aún ese juego indispensable que yo le recomendaría a todo nuevo comprador del aparato.

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Mi juego favorito es quizá Battlezone, porque me parece el más completo y el mejor diseñado con la Realidad Virtual siempre en mente. Hay adaptaciones, experimentos más o menos acertados y alguna locura interesante, pero, seamos sinceros, un juego de tanques retro arcade de estilo Tron me puede alucinar a mí, pero no es el inigualable viaje que 'venderá' la VR a las masas. Batman: Arkham VR es muy recomendable para fans y un decente juego de aventuras, pero he visto a fans del Caballero Oscuro sentirse muy descolocados con su método de control. Eve: Valkyrie es espectáculo y belleza espacial, pero con una fidelidad inferior a la versión de PC. Here They Lie es aterrador y prueba una interesante fórmula para el desplazamiento a pie, pero justo esa fórmula gusta sólo a algunos jugadores, y si no la asimilas pronto mentalmente acabas mareado (ahora vamos a los mareos). Headmaster es una de esas locuras, ingeniosa y sorprendente, pero también una rareza considerable que te habla en inglés.

Y PlayStation VR Worlds, que en mi opinión y en la de muchos debería venir en el paquete y erigirse como un escaparate en condiciones, es un recopilatorio de propuestas que intenta enseñar una variedad de formas de jugar con la VR... y termina por demostrar que hoy por hoy sólo funcionan realmente unas pocas. Porque la Inmersión entre los tiburones está genial la primera vez y ya (en realidad no juegas, ni haces nada; te limitas a observar), y porque Danger Ball es un gran minijuego, pero solo eso. The London Heist quiere emocionar al estilo peliculero y lo consigue en un par de tramos, pero de forma muy breve y sólo si tienes dos mandos PS Move. VR Luge, el de tirarse por la calle al estilo Bobsleigh, figura como relleno sin pena ni gloria. Scavenger, con sus saltos sin gravedad y su apuntado con la mirada, sorprende en los primeros compases... para luego terminar mareando y haciendo sudar a todo el que lo prueba. Quizá para algunos títulos no está de más tener cerca la biodramina y una bolsa de emergencia... y por cierto, en cuanto a la angustia y la cinetosis, cuidado embarazadas por razones obvias: Scavenger no fue la mejor primera experiencia VR que pude ofrecerle a mi amiga.

Hasta aquí de los juegos medio buenos o buenos, ninguno sin llegar a la excelencia de lanzamiento. Pero es que hay más casos malos como el de Scavenger. Lo pasé realmente mal con Hustle Kings VR, con lo que me gusta el billar. Y con DriveClub VR, con lo que me gustan los coches. El juego de carreras es, aparte de una simulación muy pobre aunque uses volante y pedales, una versión en muy baja fidelidad del título original, consiguiendo estropear lo que es una fórmula de VR probada (mirar desde el interior de un coche, al volante, funciona) con un apartado técnico paupérrimo y muy molesto. ¿Qué más queda? ¿Job Simulator? ¿El flojo e insípido Until Dawn: Rush of Blood? ¿La adaptación de aquella manera que han hecho con el genial Stardust? ¿La de Rez que parece que lo pide a gritos?

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Lo dicho, cuando he invitado a gente a casa, las cuatro o cinco veces en estos días, he dudado una y otra vez a la hora de elegir la mejor demostración. No hay nada aún que sea "hey, tío, tienes que probar esto".

PlayStation VR: Un análisis de PSVR más personal

Dicho esto, he visto y tenido algunos momentos verdaderamente alucinantes, memorables. He visto cómo los tiburones hacían gritar, sudar y encogerse a mi pareja. Cómo un colega se tiraba sobre el sofá para esquivar las balas en The London Heist. Cómo otro hacía remates imposibles en Danger Ball girando la cabeza. Cómo uno se cagaba literalmente de miedo en Here They Lie poco después de creerse Batman al meterse en su traje. Yo mismo he tenido sonrisas permanentes con mis tanques de Battlezone y mis naves de Eve. Y lo cierto es que ya pocos dispositivos de juego salen con sus mejores bazas bajo el brazo: hay que reconocer que esto es solo el principio, y que pese a la falta de indispensables, la muestra es realmente variada y se nota que muchos conceptos empezarán a funcionar o a brillar en pocos meses. Es cuestión de tiempo, ya no hay marcha atrás y la esperanza es fácil de activar.

Por esto no quiero sonar demasiado negativo, simplemente advertir de lo que hay a nivel de catálogo de día 1 (y ahora iremos con el hardware) porque el coste es tan elevado como el entusiasmo de muchos jugadores por entrar en el mundo virtual. Y hablando de coste, hay que hacer una parada obligatoria en el tema de los precios. No se puede negar que PlayStation VR es tecnología punta y rompedora, el primer casco comercial dirigido a las masas y además con una calidad muy competente. Pero que sea la opción más económica del mercado no significa que sea barata (para nada), y por tanto supone un motivo más de advertencia. Cuenta primero con tener PS4 (si no la tienes, puedes plantearte una de las nuevas por 300 euros o, mucho mejor visto lo visto, una PS4 Pro por 400), y a eso súmale los 400 euros de PSVR y los 70 euros de una PS Camera, que es estrictamente necesaria y que por algún motivo no viene en la caja. Además, si te interesan lo más mínimo juegos como Batman, The London Heist o incluso los tiros de Until Dawn, prepara otros 70 euros para una pareja de mandos PS Move si no los tienes, porque además han subido de precio. Si metes un par de juegos, cuyo rango de precios va desde los 20 hasta los 60 euros, te pones muy fácilmente en los 600 euros aparte de la consola; sin duda una inversión sólo recomendable para entusiastas informados. Dicho esto, en PC te subes mucho más allá mucho más rápido.

Y lo cierto es que el casco no está nada mal. Es cómodo y ligero, y su diseño y acabado, sumado al sencillo método de ajuste que dominarás a la tercera, lo convierten en un sistema relativamente menos hostil. Eso sí: la maraña de cables sigue siendo considerable, con una instalación aparatosa y enmarañada y la dependencia constante de estar enchufado por varios lados. Creemos y esperamos que esto se sigue debiendo a la tecnología prematura, y que en el inevitable PSVR 2.0 encontraremos menos cables, un peso inferior y una mayor naturalidad. Porque sigue siendo demasiado fácil perder el punto dulce en el que todo se ve nítido, y en el momento que se mueven las gafas o se separan o ajustan demasiado, cuando empiezas a ver un borde o un elemento algo borroso, tu intención inconsciente por enfocar termina seguro en mareo y dolor de cabeza y de ojos. Y el calor es otro problema, sobre todo porque, más allá de las emociones intensas, se multiplica en esos momentos en los que lo pasas mal, y el agobio se hace insoportable. Y aquí venimos a disfrutar del placer de visitar otros mundos, no a sufrir.

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A la parafernalia excesiva se suma también el tema de las distancias respecto a la PS Camera, las condiciones de iluminación, los espacios necesarios o los tirones de los cables que hay entre consola, cámara, unidad intermedia, televisión y headset. Todo para que, en realidad, tu movimiento se limite a menos de un metro cuadrado, pues esto no está pensado para desplazarse por la sala, del mismo modo que el Move no es el método ideal para controlar unas manos virtuales, a la espera de una solución mejor.

En cuanto a resolución, ángulo de visión, respuesta y refresco, el PSVR es ciertamente competente, más de lo que cabía esperar en un principio. Cuando lo hace, la imagen se ve lo suficientemente nítida, sin parpadeos y sin rastro de lag en el seguimiento craneal. Parece que es la PS4 la que se puede quedar corta a nivel de hardware cuando toca pintar mundos bonitos, con gran cantidad de detalles e iluminación compleja (y sin fallos, parpadeos, elementos borrosos ni dientes de sierra). Tenemos muchas ganas de probar estos y otros juegos en PS4 Pro para confirmar el alcance de la diferencia, pero hay muchos indicios que sugieren que una PS4 estándar se queda corta ya de salida. Todo esto se nota mucho más en comparación con los mejores juegos y experiencias de Vive y Oculus. Comparación injusta, pero los que la puedan hacer se plantearán más dilemas.

Pero luego es que engancha. El PlayStation VR, pese a sus dientes de leche y sus carencias de salida, sigue siendo del todo capaz de dar la talla a la hora de llevarte la VR al salón, y cuando encuentras dos o tres juegos en los que te sientes cómodo, sumado a la gran novedad y a la condición de nunca visto, resulta sorprendentemente adictivo, llamándote desde donde quiera que decidas guardarlo (es imposible volver a embalarlo) para que te lo vuelvas a poner un rato más, por mucho que toque otra vez desplegar todos los cables por medio y pasarle la gamuza.

Llegados a este punto, quizá ya hayas tomado una decisión. El PSVR es un casco muy bien construido y con una relación calidad/precio bastante lógica (quitando el tema de la cámara). Es un puñado de sensaciones encontradas, alucinaciones y confusiones. Es un primer paso prometedor y arriesgado que puede adentrar a muchos en los albores de la nueva era de la Realidad Virtual, pero a la vez se ven claras sus limitaciones, las de la propia PS4 y las de los primeros juegos disponibles, y tiene un precio importante pese a ser la propuesta más económica. Intenta probarlo de primera mano de alguna forma, con varios juegos y demos. La VR todavía no está 'ahí', pero casi. Es cuestión de cómo quieras vivir el camino que queda hasta el nuevo boom. Si no te lo quieres perder, ya conoces tus opciones.

PlayStation VR: Un análisis de PSVR más personal


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