Predator: Badlands
Predator: Badlands abre la franquicia con la película más accesible y ligera de la serie.
Predator: Badlands, la novena película de la franquicia y tercer proyecto dirigido por Dan Trachtenberg, demuestra una cosa: no hay una única forma de hacer una buena película de Predator. Los tres proyectos de Trachtenberg en Predator (el éxito de streaming de 2022 Prey, la película de animación Predator: Asesino de asesinos, estrenada a principios de este año, y Badlands) son propuestas bastante diferentes, al menos para los estándares de la serie, que siempre ha repetido el mismo patrón.
Badlands es la más diferente del resto, ya que no presenta personajes humanos (Elle Fanning interpreta a una androide de Weyland-Yutani, un guiño a la serie Alien que no va más allá), y el protagonista es un predator llamado Dek, y con un trasfondo, personalidad y diálogo de voz que asume el papel del "bueno". Esto podría, hasta cierto punto, alienar a los fans de Predator, ya que los elementos habituales de estas películas, como el miedo y el horror de no saber dónde está el monstruo, el despliegue de habilidades de supervivencia en condiciones extremas, las tácticas utilizadas por los supervivientes humanos para defenderse de los alienígenas asesinos... más o menos se mantienen en Badlands, pero de una forma muy diferente y mucho más desenfadada de lo esperado.
La trama es muy sencilla: un joven Yautja (la especie Predator), aparentemente adolescente, va a un planeta (tan inhóspito que hasta la hierba intenta matarle) para cazar a una de las criaturas más feroces del universo. Allí conoce a un androide sensible (o lo que queda de ella...) interpretado por Elle Fanning, y forman el improbable (y tópico) tándem del antihéroe duro, de pocas palabras, y la vivaz, parlanchina e infantil compañera que intenta abrirse paso en el frío corazón del Yautja, equilibrando sus personalidades opuestas para que ambos puedan aprender el uno del otro. La dinámica entre los dos (son capaces de hablar en distintos idiomas, con subtitulado en el caso del predator) da lugar a mucha comedia, y el tono de la película es sorprendentemente ligero, un gran contraste en comparación con el resto de las películas de la serie, que son más sombrías y tensas.
Badlands se siente mucho más cercana a una película de aventuras para toda la familia, como The Mandalorian o incluso Guardians of the Galaxy. Un gran empujón en esa dirección lo aporta Fanning, que solía interpretar a personajes introvertidos envueltos en un halo de misterio en la mayoría de sus películas, y rara vez ha tenido la oportunidad de divertirse tanto con un personaje tan "alegre" como este androide con sentimientos. Aquí es una delicia verla e infunde a la película una energía que la hace especialmente entretenida, aunque (insisto) no sea lo que esperarías de una película de Predator.
No es casualidad que ésta sea también la primera película de la serie clasificada PG-13 en lugar de para mayores de 18 años, ayudado por el hecho de que todas las escenas de lucha son entre otras bestias o androides. Eso no significa que la acción no sea brutal, ya que muchas, muchas criaturas y androides son masacrados y desmembrados, y la cámara nunca lo oculta. Pero eso significa que, cuando cortan por la mitad a un androide, no ves sangre e intestinos, sino fluidos blancos o sangre verde, lo que reduce su impacto.
La película está plagada de escenas de acción, más que nunca en la franquicia (con la excepción de la de animación), a expensas del terror. Cada una de ellas es realmente diversa diferente, con efectos digitales especaculates y mezclados con muchos elementos físicos, hasta el punto de no saber dónde acaba el muñeco y dónde el píxel. El problema es que, aunque muy movidas, pocas de esas escenas son realmente sobresalientes y memorables, lo que en última instancia impide que la película se eleve aún más. Un combate cuerpo a cuerpo al principio de la película puede que sea una de los mejores escenas de acción, y pone el listón tan alto que el resto de las peleas no llegan a alcanzarlo. Incluso con el clímax, que es un poco demasiado oscuro y poco imaginativo, a pesar de la obvia referencia a una de las películas anteriores del... er, universo compartido.
Los mayores puntos en contra de Predator: Badlands son tus expectativas de lo que debe ser una película de Predator, y ciertos elementos que Badlands puede que no te den lo mismo que te dio Prey, por ejemplo. Pasar de la mezcla de terror-supervivencia a una buddy movie entre un Predator y un androide viviendo aventuras es un gran riesgo. Trachtenberg rompe el molde dentro de los límites de la franquicia, pero en realidad no construye nada totalmente nuevo, y eso lleva a una contradicción: a pesar de ser la película de Predator más diferente de todas, a menudo da la sensación de ser la más... genérica.
Un poco tópica y previsible, pero entretenida al fin y al cabo, divertida y emocionante de principio a fin, y sin duda bien rodada en las innumerables escenas de acción, aunque no lleguen a ser sobresalientes. Con esta calidad, es tan válida como lo era Prey, como lo es la de animación del verano pasado o como lo fue el clásico de John McTiernan (y mejor que todas las que hicieron entre medias) y el final apunta hacia aventuras más emocionantes en el universo Predator... si el público acepta este intento de Disney de abrir la serie a un público más amplio y... familiar.






