Mientras Rusia se esfuerza por suavizar la mordedura de las sanciones occidentales antes de las conversaciones de alto nivel con Estados Unidos, el Kremlin se está apoyando en sus propias empresas en busca de respuestas, según fuentes (vía Reuters).
A puerta cerrada, se está pidiendo a las empresas que indiquen qué restricciones -desde la congelación de las transacciones en dólares hasta la paralización de los petroleros- son las más perjudiciales, lo que indica la desesperación de Moscú por salir del aislamiento económico.
Estados Unidos ha ofrecido la posibilidad de un alivio si Rusia entabla conversaciones para un alto el fuego, pero la medida está plagada de complejidades, todo ello mientras la determinación de Europa de mantener bloqueados 300.000 millones de dólares en activos rusos proyecta una larga sombra.
Los expertos del sector describen un mosaico de soluciones -liquidación de operaciones en terceras divisas, desvío de envíos a través de China o los Emiratos-, pero admiten que los costes están desangrando los beneficios, asfixiando lentamente sus cuentas de resultados.
Aunque los rumores de una posible indulgencia por parte de Estados Unidos con respecto a las sanciones secundarias despiertan una cauta esperanza, los analistas advierten de que la postura más fría de Europa podría dejar a medio cortar las líneas de vida económicas de Moscú. Por ahora, queda por ver cómo se desarrollarán estas negociaciones.