Rusia no tardó en sacar provecho del encendido enfrentamiento entre Donald Trump y Volodymyr Zelensky en la Casa Blanca, presentándolo como un golpe humillante para el presidente ucraniano (vía Reuters).
El ex dirigente ruso Dmitri Medvédev comentó alegremente que Zelenski había recibido el ajuste de cuentas que se merecía, mientras que los medios de comunicación estatales aprovecharon el espectáculo como una prueba más del creciente aislamiento de Ucrania.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, llegó a sugerir que Zelensky tuvo suerte de abandonar el Despacho Oval sin más que palabras duras, retratándolo como una figura desagradecida que muerde la mano que lo sostiene.
Los comentaristas de línea dura de Moscú difundieron con entusiasmo el incidente, calificándolo de punto de inflexión que aceleraría la caída política de Zelensky y debilitaría aún más la posición de Ucrania en la escena mundial.
Con Trump cuestionando abiertamente la legitimidad de Zelensky, el Kremlin ve nuevas oportunidades para impulsar su discurso de que el liderazgo de Ucrania está flaqueando y que debe abandonarse la ayuda militar. Por ahora, está por ver cómo este dramático episodio configurará el frágil equilibrio de poder en la región.