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The Witcher 3: Wild Hunt

Top 10: Las peores cosas de Witcher 3

Sacamos punta a uno de los mejores títulos de 2015, porque nadie es perfecto y el trabajo de CD Projekt Red todavía puede mejorar.

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Que The Witcher 3: Wild Hunt es un juegazo, es algo que no se puede discutir. Lo argumentamos en el análisis de Gamereactor y lo corroboran en unanimidad los comentarios de todos los jugadores que lo están disfrutando desde hace muy poco. Pero incluso las mejores cosechas tienen algún fruto podrido y nuestro amigo Geralt no iba a librarse de ver matizada su calidad. A continuación, sacamos a relucir diez aspectos que podrían mejorarse en Witcher 3, ya sea en próximas actualizaciones menores o en revisiones más profundas y complicadas.

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1. El tamaño de la letra
CD Projekt Red parece haber descuidado que su obra, además del descubrimiento y las épicas batallas, se basa en el diálogo. La aventura adapta el universo de los libros de Andrzej Sapkowski, uno de los escritores de más renombre en Polonia y un referente de la literatura fantástica. Por ello el juego tiene multitud de misiones interesantes que vale la pena conocer y por eso molesta el reducido tamaño de la fuente tipográfica en pantalla, algo todavía más notable en los subtítulos y las diversas indicaciones. Los desarrolladores aseguran que la solución llegará con el parche 1.04 pero, a día de hoy, el tamaño de la letra te hace propenso a la miopía. Además, ¿cómo han podido pasar por alto algo así en una súper-producción? ¿Sólo tenían a los 'testers' pegados al monitor del PC y no hicieron las pruebas de legibilidad con TV y consola?

The Witcher 3: Wild Hunt
¿Cómo dices? Espera, que me acerco.
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2. La búsqueda de objetos y recetas
En el universo de Geralt de Rivia se penaliza a los que se lanzan al combate sin preparación. Todas las bestias tienen sus características, sus puntos débiles. Por ejemplo, enfrentarte a una Aparición con el filo de la espada bañado en aceite para espectros, usando la señal adecuada y con una bomba de Polvo Lunar en tu haber, te da muchas más posibilidades de ganar. El verdadero problema es llegar a tener todos los objetos necesarios para crear cada aceite y cada bomba, de los que también se necesita la receta o el diagrama para saber hacerlas. En resumen, encontrar todo lo necesario para una simple poción puede ser toda una frustrante aventura en sí misma. Y probablemente un pelmazo de caminata.

3. La gestión de inventario
Si algo tiene en cantidades abrumadoras The Witcher 3: Wild Hunt, aparte de hectáreas en su mapa inmenso, son los objetos. Hay multitud de hierbas, pociones, trastos inútiles y un sinfín de ítemes que pueblan el inventario. El problema está en qué hacer con ellos; saber si vale más la pena venderlos para hacerse rico, desmontarlos para obtener materias primas o guardarlos tal y como están. El recurso fácil es ir recolectando cual cleptómano todo lo que se ponga por delante, ya que nunca sabes cuando lo vas a necesitar. El resultado es un menú de objetos que desistes en ordenar que se llena de basura y objetos sin utilidad aparente a partes iguales. La alquimia y la artesanía podrían estar mejor resueltas con un diario de anotaciones. Incluso la misma interfaz tiene demasiados menús, algunos incoherentes. ¡Y con una letra muy pequeña!

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¿Y si todos esos objetos fueran inútiles?

4. Sensación de juego y kinestesia
Esto puede parecer una tontería, pero una de las mayores bazas en un juego de mundo abierto es su diálogo entre el personaje y el entorno, algo que a la vez debe trasladarse al jugador. No hay un consenso al respecto, pero lo que se conoce como 'game feel' (sensación de juego) es un aspecto que alcanza muchos niveles de la experiencia. Es algo que se hace muy bien en Grand Theft Auto V, donde los personajes responden a tus acciones de manera orgánica, tardando en dar media vuelta o pasando de andar a correr de manera progresiva. En The Witcher 3, Geralt se salta esos pasos y no acaba de moverse con naturalidad, haciendo que la sensación de estar jugando a un videojuego le gane la partida a la de estar metido de lleno en un mundo de fantasía medieval.

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5. El combate en espacios cerrados e interiores
Uno de los aspectos más llamativos con los que se presentó The Witcher 3 fue el sistema de combate. Totalmente renovado, está centrado en la estrategia, en mantener las distancias y atacar en el momento oportuno. Por esa razón se muestra con todas sus bondades en una explanada sin obstáculos de por medio y enseña su peor versión en espacios cerrados. Quizás en el estudio polaco no hayan sabido verlo, pero hay varias misiones que te plantan en entornos limitados como el interior de una taberna; sitios en los que es muy difícil mantener las distancias y aprovechar el sistema de combate de la manera en la que está planteado. Y la cámara también lo sufre.

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Combate en el campo.

6. El uso de aceites
Siguiendo con las misiones que te meten en situaciones en las que la estrategia se ve mermada, hay 'quests' que prácticamente recomiendan cargar partida y jugarlas como es debido. No usar los aceites es un importante hándicap contra algunas bestias, y es algo que solamente puede hacerse antes de entrar en combate. Esto es un problema cuando en diversas misiones desconoces el tipo de bestia al que te vas a enfrentar hasta que la tienes delante (puesto que aún no se han incorporado al bestiario), algo que da especial rabia si dispones del aceite en cuestión con el que harías más daño, pero ya no puedes usarlo. Tampoco queda claro el momento en el que dicho ítem deja de hacer efecto, con lo que también lo utilizas más de la cuenta.

7. El mapa
El juego de CD Projekt RED es uno de los RPG de mundo abierto más amplios y ricos hasta la fecha. Tamaña vastedad de terreno está pidiendo a gritos que la consulta del mapa sea fácil, accesible e inmediata. En vez de eso hay que recurrir al menú general antes de ver el mapa. A esto hay que añadir que en más de una ocasión acabas en el mapamundi sin querer, al ampliar el terreno visible. Es posible que la versión de PC tenga una tecla de acceso rápido, pero en cuanto a la versión de consolas se refiere, la consulta del mapa es un verdadero lastre.

8. La curva de dificultad
The Witcher 3: Wild Hunt cuenta con cuatro niveles distintos de dificultad. Si bien únicamente el primero convierte el juego en un paseo, lo cierto es que el salto entre las misiones de niveles de personaje inferiores (del 1 al 5) hasta las que requieren mayor veteranía (nivel 10 o superior) se produce de manera casi instantánea. Mucho cuidado con la llegada al segundo mapa, donde rápidamente te puedes encontrar con misiones que exigen un nivel muy por encima del que tiene tu personaje. Como apunte a favor hay que decir que las misiones que te superan están indicadas con una calavera roja. Pero pese a ello es posible que te metas en problemas sin que haga falta que inicies una misión, simplemente con recorrer el mapa.

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No te aventures demasiado si crees que no estarás a la altura.

9. Comerciar
The Witcher 3 muestra un sistema de comercio muy equilibrado y es verdaderamente difícil amasar un buen puñado de monedas. Si no quieres recurrir al 'exploit' que explicamos aquí, claro. Los distintos puntos de venta, la competencia entre comerciantes y la presencia -casi obligada- de la venta de objetos, conforman un entramado económico con el que pasarás varias horas. ¿Dónde está el problema? Pues en que cuesta ver el valor monetario de tus objetos, mostrado en pequeño debajo del inventario. Además, no te aparece la útil pantalla de confirmación al seleccionar un objeto, con la que podrías ver no solo el valor por el que vas a venderlo sino también podrías corregir una venta que quizás te has replanteado. Además, cuesta comparar el equipo que venden los comerciantes con el que tienes, a no ser que uses un pequeño truco y lo mires entrando en el menú de reparación. En resumen, el precio por el que compras o vendes debería enseñarse con mayor claridad y estar por delante de otros temas menores, como saber el dinero que tiene el comerciante.

10. El caballo
Sardinilla, el fiel corcel con el que Geralt cabalga por ciénagas y espesuras, puede ser una verdadera molestia. Se ve cómo en CD Projekt RED se han basado en las dos mecánicas más bien resueltas de control del caballo, la de Red Dead Redemption y la de Shadow of the Colossus, pero siguen teniendo fallos. El primero ocurre al llamar a Sardinilla. Si lo llamas en plena ciudad, es probable que aparezca con algún obstáculo fácilmente salvable rodeándolo o saltando, pero la IA del caballo tardará bastante en resolver el problema y llegar junto a ti. El segundo fallo, el más notable, ocurre al entrar en combate y ocurre con todos los caballos del juego. Los pobres animales se asustan y arrancan a correr para alejarse, en algunos casos porque las bestias les atacan, pero en el peor de los casos se pondrán a dar vueltas delante de ti haciendo que el combate sea impracticable. La mejor opción es desmontar lejos y acercarse a pie para luchar. ¿La solución definitiva? Habilitar un comando para darle una palmada a Sardinilla y que salga corriendo.

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¡Arre, Sardinilla, arre!

Estas son las diez espinillas que tiene del juego de CD Projekt RED. Hay que remarcar que hacer un título tan grande sin fallos es prácticamente imposible y resulta todavía más difícil si es de mundo abierto. Pese a los fallos apuntados, la experiencia con The Witcher 3 es de lo mejorcito que puedes llevarte al gaznate en 2015, pero seguro que sería mejor corrigiendo estos aspectos. El juego acaba de salir y seguramente algunos serán resueltos en los próximos meses. ¿Crees que nos hemos dejado alguno? Esperamos tu comentario a continuación.

Si quieres más, no te pierdas nuestras dos guías de Witcher 3, Guía de Alquimia y Guía para principiantes, y sigue atento a portada para encontrar muy pronto las nuevas Guía de habilidades en Witcher 3 y Guía de Gwent.

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