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Videojuegos y ese momento clave - Amor y sexo en Mass Effect

Abrimos el baúl de los recuerdos para descubrir lo que hizo de Mass Effect un juego tan especial y querido.

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A pesar de que BioWare no fue el primer estudio que introdujo sexo, amor y personajes con poca ropa en los videojuegos, Mass Effect llevó estos elementos a los fans de la acción RPG y la ciencia ficción con una profundidad y un protagonismo nunca vistos. En los juegos en los que se había introducido hasta entonces la temática sexual, suponía casi siempre el centro de la trama, mientras que en Mass Effect se utilizaba el sexo como un elemento secundario de una historia de acción y que trataba temas como los viajes espaciales, la pérdida y recuperación de la esperanza y el compañerismo. Las relaciones que podíamos construir al jugar en el papel del o la comandante Shepard no eran estrictamente sexuales a menos que así lo quisiéramos, y casi todas las opciones eran monógamas por naturaleza.

Aunque antes nos centrábamos más en los polígonos y los píxeles, BioWare consiguió crear un nivel de profundidad en el que podíamos construir relaciones genuinas con nuestros camaradas y demás miembros del equipo durante la aventura interestelar, destruyendo la idea preconcebida de que el sexo es solo sexo y nada más. En Mass Effect podíamos básicamente ser quien quisiéramos, y además el RPG era complementado con unos personajes minuciosamente diseñados y relaciones, tanto platónicas como románticas, que podíamos formar con cada uno de ellos.

Pese a resultar polémico, las opciones amorosas y las relaciones de una noche de las secuelas del primer Mass Effect suponían un descanso entre las secuencias de combate intensas que ocupaban casi todo el tiempo de partida. Esto hacía que nos comprometiéramos más a la hora de construir las distintas relaciones, conversando habitualmente con nuestros camaradas para conseguir más adelante el merecido premio, que es una de las razones por las que BioWare tuvo tanto éxito. El romance y el sexo no solo servían como premio durante el largo y duro viaje espacial, sino también como incentivo para atraer a aquellos que no estuvieran interesados en el sistema de juego centrado en la acción y animarles a seguir jugando. En la primera entrega vimos a Shepard ligar y acostarse con Ashley Williams, Kaidan Alenko o Liara T'soni, pero el número de posibles parejas se duplicó con la llegada de Mass Effect 2. Sin embargo, pese a que no hubiera escenas extrañas con la opción de "pulsar X para darle" como en Fahrenheit o God of War III, los jugadores estaban cachondos, molestos o indignados (cada uno con lo suyo) por el exceso de interacción humana que se mostraba en pantalla.

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La indignación surgió desde diferentes sectores y por diferentes razones, algunas de ellas justificadas y otras increíblemente absurdas. No solo causaron revuelo las escenas de sexo (cabe tener en cuenta que en la mayoría solo se muestra algo de piel antes de que la pantalla se oscurezca), sino que la crítica fue mucho más allá: las opciones de posibles parejas sexuales, la falta de escenas más explícitas, las largas misiones para alcanzar nuestro objetivo (el de echar un polvo, como habréis podido deducir) y la falta de opciones románticas para hombres gais. Esta última es sin duda la única crítica bien fundamentada, teniendo en cuenta que no se pudo cumplir el deseo de jugar con Shepard como un hombre gay hasta la tercera entrega de la franquicia. Al final todos estos motivos contribuyeron a que BioWare se llevara palos.

Sorprendentemente, un ejemplo de relación amorosa que mostraba muchos de los puntos polémicos de la franquicia era la de Jack, una 'chica mala' llena de tatuajes que mostraba sin tapujos (pese a ser torturada y reprimida por ello) su sexualidad, sus problemas y su naturaleza hostil, a la vez que mantenía ocultas sus emociones hasta muy tarde en el juego, lo que significaba que teníamos que conquistarla a base de preocuparnos por ella y tratar de reparar su corazón roto.

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Llevaba su tiempo y muchos jugadores no se percataron de que había un auténtico arco romántico para Jack, ya que podíamos disfrutar de un encuentro con nuestra "amiga con derechos" relativamente pronto, pero si teníamos paciencia, ella se abría y nos mostraba su lado sentimental, dando lugar a una de las escenas románticas más tiernas de Mass Effect 2. Aparte de eso, muchos argumentaron que ese pasado, con abusos sexuales cometidos tanto por hombres como por mujeres, debería haber provocado que ella fuera bisexual o que siguiera un celibato estricto. Sin embargo, su historia y la relación progresiva que podíamos mantener con ella se diseñó con muy buen gusto a pesar de los tópicos oscuros que la rodean, razón por la que sigue siendo uno de los personajes más polifacéticos de todos los RPG.

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No obstante, ya es hora de que BioWare refuerce la parte romántica en sus juegos, sobre todo en Mass Effect. Cada vez más desarrolladoras se interesan por este fenómeno poco explorado en los RPG. Como por ejemplo CD Projekt Red con la franquicia de Witcher y con su próximo juego, Cyberpunk 2077 (que no solo promete una gran variedad de intereses románticos potenciales y escenas de sexo cuidadosamente elaboradas para todos los géneros, sino también la opción de jugar con un protagonista sin género). Dragon Age: Inquisition, la última entrega de otra exitosa franquicia de RPG de BioWare, también mostró un enorme progreso, pero los guionistas dieron un paso atrás con Mass Effect: Andromeda, debido a sus personajes poco interesantes y a los encuentros íntimos forzados que parecían no tener ningún propósito. Por desgracia, nuestro vínculo con aquellos hombres y mujeres no llegó a ser lo suficientemente fuerte como para animarnos a explorarlos. La importancia del romance en los juegos de BioWare cayó a lo más hondo con la llegada de Anthem. La desarrolladora renunció a su principal base de fans al no profundizar en uno de los aspectos que la habían hecho tan especial en un principio: la forma en que se construyen mecánicas alrededor del compañerismo.

Mass Effect ha ampliado las fronteras del sexo y el amor en los juegos durante muchos años, y aunque ha recibido críticas justificadas, resulta ridículo que para algunos la mera presencia de sexo en los juegos siga estando mal vista. ¿Acaso no deberíamos alegrarnos de que muestren la intimidad carnal de una manera natural y nada escandalosa en vez de criticar a los creativos y el propio contenido? El sexo es y siempre será una parte fundamental de la vida y de su creación, y todavía hay quienes lo ven como algo espantoso cuando aparece en los videojuegos.

En definitiva, la primera entrega de Mass Effect sirvió para popularizar el romance, aunque no fue la primera vez que pudimos tener sexo en un videojuego. Nos daba una razón para intentar conseguir más, y la tarea de conquistar añadía una profundidad increíble, no solo a la hora de ligar o en el sexo en sí, sino también en simples conversaciones y misiones en equipo. Al final nos encariñamos mucho con los personajes y BioWare sin duda ha sabido revolucionar el género romántico. Mass Effect no solo utiliza el sexo como una parte fundamental más del juego, sino que ha creado una conexión especial entre los jugadores y los personajes, en incluso nos permite continuar con estas relaciones a lo largo de los diferentes juegos, lo que en sí mismo resulta revolucionario.

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