Como ha pasado inadvertido para muchos y como finalmente llegará en unos meses a Estados Unidos, decidimos que no bastaba con el análisis de Xenoblade Chronicles y preguntamos a José Manuel Bringas: ¿por qué es el mejor J-RPG de la generación?
Con un poco de perspectiva podemos afirmar que el juego que definió el éxito de PSX y que cambió para siempre las tendencias de los consumidores de la época fue Final Fantasy VII. Un género, el J-RPG, bastante desconocido en occidente y que entró con una fuerza demoledora asombrando a propios y extraños.
Con otro poquito más de perspectiva me asomo a esta generación de videoconsolas, veo el estado en el que se encuentra mi género favorito y no comprendo por qué sigue siendo mi género favorito. Es difícil abandonar los amores de adolescencia, supongo.
El género, al igual que la industria japonesa en general, se ha quedado completamente bloqueado en la primera generación de consolas en HD. Personalmente, no he encontrado un solo J-RPG que realmente me haya gustado esta generación. Puede que sea que me he cansado de la forma que tienen los japoneses de contar historias, con los mismos elementos apareciendo ad nauseam. Supongo que uno se acaba acostumbrando a que el verdadero jefe final no aparezca hasta el último tercio del juego y que todo acabe en una hermosa lección de amistad y que si pones todo tu corazón en una tarea triunfarás sobre dioses y demonios.
Puede que me haya cansado de los personajes prototípicos. Protagonista elegido que usa una espada (esto es una especie de ley inamovible: todos los protagonistas usan espada), amiga de la infancia que sabe cocinar y con la que acabarás teniendo un romance, no importa lo sosa que te parezca; amigo tontaco y payasete, compañero oscuro con alto grado de molonabilidad, anciano que escapa de su pasado y personaje absurdo y "cómico" que suele ser una especie de peluche o bicho raro.
Y dicho todo esto... ¿entonces por qué creo que Xenoblade Chronicles es el mejor J-RPG de la última década?
De hecho, cumple a rajatabla casi todos los tópicos que he relatado antes y alguno más que me he dejado por el camino. ¿Qué es lo que hace que éste título de Monolith Software sea una joya que lamento enormemente que haya pasado tan increíblemente inadvertida por el mercado (y más aún cuando veo los millones que ha vendido el bodrio infumable que es Final Fantasy XIII)?
Pues en primer lugar porque Xenoblade Chronicles rompe muchos esquemas que se creían inamovibles del género y se arranca con un juego que bebe directamente de los MMORPG. En Xenoblade Chronicles no te encontrarás paredes invisibles que te cortan el camino y tienes unos mapeados tan grandes que marean. Puedes irte a lo más alto de la más alta montaña, ver un punto en la lejanía y correr hacia él: tarde o temprano llegarás a ese punto. No sólo eso, sino que por primera vez en mucho tiempo me he sentido parte de ese mundo y de sus gentes. Hay ciudades más o menos grandes con centenares de personajes que tienen una vida propia y que te hacen partícipe de ella pidiéndote favores en forma de misiones secundarias. No sólo tendrás que cumplir estas misiones para fortalecer tus vínculos con esa persona y las demás que estén implicadas en la misión, sino que mejorarás tu situación con la zona que habitan, lo que te permitirá avanzar en esa zona y descubrir aún más cosas de su gente.
Estamos ante un JRPG que te devuelve la sensación de detenerte en un recodo del camino (con cuidado de que no haya enemigos) y quedarte mirando el gigantesco cañón por el que discurre un río y, al fondo, un macizo de cascadas por el que cruza un arcoíris. Es ir por un cenagal por el día, brumoso y gris, que pasen las horas, se haga de noche y de pronto cambie la música y que los árboles, ante muertos y sin hojas, ahora despidan luz y todo brille.
Creo que Xeonoblade: Chronicles es el primer J-RPG que ha conseguido que, antes de ponerme a jugar, deje la pantalla de título en bucle para oír esa maravillosa melodía una y otra vez.
Y si esto no fuera suficiente, para los amantes de los juegos complicados y enrevesados tenemos un sistema de combate del que, después de 14 horas de juego aún estás aprendiendo cosas sin haber llegado a dominar las anteriores. Tienes gemas para engarzar en el equipo, tienes que crear esas gemas, tienes puntos para repartir en tus ataques, tienes que encontrar libros para expandir el límite de tus ataques, tienes habilidades pasivas, tienes habilidades pasivas de otros personajes cuyo número depende de la afinidad que tengas con ellos... Y puedes controlar a cualquiera de tus compañeros, asumiendo su rol y especial sistema de combate, por lo que en realidad tienes ocho experiencias diferentes de juego ya sea controlando a Shulk con Monado, su espada mágica; las habilidades defensivas de Reyn, combatir con magia con Melia o cualquiera de los otros personajes.
Y sí, la historia está llena de tópicos. A medida que avanzas, las ideas originales se diluyen en el maniqueísmo y se pierden los matices. Pero es que una sola cinemática de Xenoblade Chronicles, con su música, con su soberbio uso de las cámaras y de control de la acción, vale más que muchos juegos completos de esta generación. No cuenta nada nuevo, pero cuando te va a contar algo lo hacer mejor que nadie, y las formas son tan importantes como el fondo.
¿Hay algún juego que te ofrezca, a bote pronto, 130 horas de juego? Más aún, ¿existe algún J-RPG de la última década que te haga desear volver del trabajo corriendo y seguir jugando, aunque sólo sea para terminar de recorrer la eterna llanura que se ubica en la pierna de un antiguo Dios?