Es muy probable que ya conozcáis Fallout 76 y lo que ofrece, lo bueno, lo malo y lo que ha mejorado con el paso del tiempo. Os hemos ido hablando de ellos en sucesivos análisis y artículos. Si no, ahí va un resumen rápido: esta vez, los jugadores tienen que explorar Virginia Occidental juntos, como multijugador online, para construir una civilización y sobrevivir en el páramo, aunque también hay opciones de luchar contra otros jugadores bajo ciertas condiciones. Hasta ahora, no hay NPC que te encarguen misiones y por eso le falta esa calidad narrativa de la serie Fallout.
En su conferencia del E3, Bethesda hizo dos anuncios. Que los NPC con sus tramas y sus vidas vienen en camino, en la futura actualización Wastelanders, y que desde ya hay un modo battle royale, Nuclear Winter. No es la idea más original que se les podría ocurrir, este formato se ha propagado como un virus por todos los shooters y otros juegos de acción. Sin embargo, su propuesta es un tanto distinta a las de los demás.
Fallout 76: Nuclear Winter deja el límite máximo de jugadores en 52. Empiezas en el Refugio 51 directamente y después apareces donde quieres, sin nada de tirarte de una avioneta o un autobús con música del Bershka. El mapa ha sido extraído de la zona Flatwoods de Appalachia y está formado por zonas variadas de edificios, campo abierto y riberas fluviales. Nos ha gustado eso de que puedas decidir dónde empezar sin más porque hace que te lo pienses mucho; y si tardas demasiado te coloca en un sitio aleatoriamente. Esto no cambia si juegas en equipo, así que hay que hablar y escuchar al resto.
La parte de rebuscar y saquear es muy parecida a la del juego principal. Hay varios cofres y cajas repartidas por el mapa bien cargadas con material. Puedes dejar caer cualquier cosa que lleves en tu inventario para que la recoja un compañero, un regalito del que pueden salir por arte de magia con rifles. Cambiar de arma es rápido y sencillo con la ruleta de selección, pero el manejo se complica un poco a la hora de acceder con celeridad a los otros ítems, ya que estos están en un formato a lo PipBoy. Puede que la culpa sea más nuestra que el juego, pero han caído unas cuantas vidas por estar enredando en ese menú.
El anillo de fuego, que es como lo hemos bautizado, se va cerrando en varias fases para hacer el mapa cada vez más pequeño. Concepto genérico battle royale. El efecto físico es muy parecido al de Battlefield V: Firestorm y consigue su objetivo que es que la acción nunca se detenga. También tienes que estar activo pensando en los peligros del entorno ya que hay criaturas radiactivas y fantasmas controlados por la IA al acecho en este invierno nuclear. Nuestro compañero de equipo del momento sucumbió ante una de estas amenazas en más de una ocasión, para que veáis que hacen daño. El veneno también existe en este modo y tiene el mismo efecto, y estar expuesto a la radiación durante un tiempo afecta a la vida. Es decir, a las posibilidades de victoria.
En cuanto a la batalla final, Fallout 76: Nuclear Winter pierde un poco de fuelle. Desde el principio hemos criticado que el control y las animaciones no están a la alturas de los mejores shooters, y aunque son suficientes para un mundo abierto en el que disparas de vez en cuando, en el momento crucial sus defectos escaman. No es raro perder de vista a un objetivo, y esos parajes marrones de setos secos y áreas rocosas son demasiado buenos como escondite. Se podría decir que se parece más a PUBG que a otros más modernos en este aspecto.
La verdad es que el anuncio de este modo nos dio bastante igual, lo que queríamos escuchar era lo de Wastelanders, pero resulta que nos lo hemos pasado bien. Han aprovechado todo eso que han introducido en Fallout 76 que nos daba un poco más igual de la serie y los han llevado por la dirección adecuada para conseguir un modo entretenido que aporta un cambio de ritmo a las partidas habituales. Su problema es el control y el apuntado, pero con la radiación y otros peligros aporta un extra interesante. Además, podéis probarlo gratis hasta el 17 de junio.