Hace unos meses tuve la oportunidad de adentrarme en el gigantesco paraíso de los deportes extremos que es Riders Republic de Ubisoft Annecy. Después de una partida de 5 horas me quedé bastante impresionado y con ganas de seguir jugando a este juego, básicamente un sucesor de Steep, de 2016.
Ahora, unos días después de su estreno oficial (porque queríamos esperar a que los servidores públicos estuvieran activos y repletos para redactar este análisis) Riders Republic está oficialmente disponible y yo me he pasado el fin de semana completamente inmerso en su escenario multijugador masivo para ver si merece la pena.
Si no sabes qué es exactamente Riders Republic, se trata de un juego de deportes extremos con bastante altura de miras. El entorno es un país ficticio llamado La República, compuesto por varios parques nacionales estadounidenses entre los que está Yosemite, Secuoyas y Grand Teton. Los jugadores deberán labrarse una reputación en el país para ser seleccionados y competir en la actividad cumbre, el Ridge Invitational, y para ello deberán participar en diversas carreras, acrobacias y pruebas descabelladas.
El proceso de selección para participar en el Ridge Invitational no es fácil. Deberás recoger una enorme cantidad de estrellas, que se irán acumulando de las recompensas por participar en pruebas, completar objetivos alternativos y explorar el mundo. A diferencia de lo que ocurría en Steep, Riders Republic no se limita a actividades en la nieve y aéreas, sino que podrás explorar el gigantesco escenario mientras montas en bicicleta, esquís, tablas de snowboard, trajes aéreos y de alas de cohete. Usarás todos estos modos de transporte en las cinco trayectorias que hay para ganar estrellas y desbloquear más pruebas, en tu camino hacia la competición en Ridge International.
Las diferentes modalidades me han parecido algo inconsistentes. Las bicicletas son un punto fuerte y se nota que Ubisoft Annecy ha dedicado mucho tiempo a perfeccionar su mecánica de juego y su características. Ya sea bajando una enorme pendiente en una mountain bike o realizando altísimos saltos en pruebas de trucos, las bicis son garantía de diversión y emociones fuertes. En cambio, las actividades aéreas son un poco agotadoras, ya sea con el traje de alas o con el rocketwing. Este último se ha mejorado desde la beta y sí que se nota que es más fácil de manejar, pero en general estas actividades, incluido el wingsuit, no terminan de enganchar igual que las bicis.
Las pruebas en la nieve también son muy divertidas (Steep es el origen a fin de cuentas), pero les falta la libertad que ofrecen las actividades de bicicleta. En su mayoría, son pruebas de trucos o carreras de eslalon, que son divertidos, pero son pocas las veces que puedes descender una pista de eslalon antes de que se vuelva repetitivo.
Todo esto no hace sino añadir al atractivo de Riders Republic, ya que no es necesario que seas un fan acérrimo de todos los deportes para que te enamores de este juego. La República es un mundo abierto increíblemente inabarcable que ofrece posibilidades infinitas de disfrutarlo. Hay más que suficientes actividades de bicicleta, nieve o aire para satisfacer a los fans de cada modalidad, y además hay pruebas online en las que competir y el propio mundo para explorar.
Cabe mencionar que el mundo abierto tiene esa esencia típica de Ubisoft y presenta bastantes de los típicos elementos de mundo abierto que ya han sido utilizados hasta la saciedad, como los 500 (!) globos de Riders Republic que hay que encontrar y coleccionar, pero hay momentos en los que se nota que el estudio intenta salirse de ese estereotipo. Como Riders Republic es multijugador, no hay hordas dispersas de PNJ para que el mundo parezca más vivo, sino que lo que hay son miles de fantasmas de otros jugadores que dan esa sensación de actividad a la República. Esto solo cambia en las pruebas en línea, ya que los fantasmas también participan en las carreras y las pruebas normales (a menos que entres en un equipo), lo que supone algunos problemas, ya que los fantasmas se chocan contigo y te obligan a salir de la pista sin inmutarse. Y, en efecto, esto llega a ser muy irritante.
En las pruebas online, que van desde batallas de trucos o carreras masivas, sí que jugarás con personas reales, que es un alivio, pero a la vez no se nota mucho, ya que el sistema de fantasmas está implementado en gran cantidad. Si bien es cierto que las batallas de trucos son divertidas, son las carreras masivas las que destacan, ya que reúnen a 64 jugadores en una sala para que compitan en tres recorridos exclusivos con la esperanza de salir vencedores. Como es de esperar, son carreras que son una verdadera pasada y superdivertidas, pero ponen de manifiesto un problema que cada vez me resulta más molesto en Riders Republic: el sistema de clasificación de equipación.
Al principio del juego se te asigna equipo básico, con valores bajos y que, aunque te permitan desplazarte del punto A al punto B, carecen de la velocidad y el agarre necesarios para llegar a puntuaciones o tiempos vertiginosos. Esto no supone un gran problema en las primeras fases del juego, pero en cuanto alcanzas más de 200 estrellas empiezas a competir con fantasmas que están equipados con objetos de centenares de puntos más que los tuyos, por lo que es prácticamente imposible derrotarlos a menos que tengan un accidente o que tú mismo subas de nivel para obtener la equipación de altas prestaciones, lo que implica competir en más carreras contra los fantasmas mal clasificados. Este sistema también afecta a las actividades en línea, que básicamente hace que los jugadores con el mejor equipo tengan una enorme ventaja sobre todos los demás, y aunque no haya que pagar para ganar, no puedo evitar pensar que los valores de los objetos deberían eliminarse para preservar la integridad competitiva de las pruebas en línea.
Aun con todo esto sigo siendo un firme defensor de que Riders Republic es un juego bastante especial. Puede que los fantasmas sean molestos a veces, y el sistema de clasificación no funcione bien, por supuesto, pero solo son problemas leves que surgen cuando llevas jugadas muchas horas durante varios días, y no son tan serios como para influir en la verdadera aportación de Riders Republic, que es ser un juego para divertirse de principio a fin. Si tuviera que decir en una frase lo que pienso de Riders Republic, diría que es el equivalente de Forza Horizon en la modalidad de deportes extremos. Igual que Horizon te atrae con un mundo emocionante y un montón de pruebas apasionantes e irrepetibles, en Riders Republic se te va el tiempo volando en volver a intentar superar carreras y acrobacias, así como las actividades en línea, a tu manera y a tu propio ritmo. Teniendo esto en cuenta, seas o no aficionado a los deportes extremos, te recomiendo que pruebes Riders Republic porque es muy probable que te sorprenda, tal y como me sorprendió a mí hace unos meses.