Suecia se vio sacudida por la tragedia cuando un pistolero solitario abrió fuego en el Campus Risbergska de Örebro, causando la muerte de 11 personas, entre ellas individuos de varias nacionalidades. La policía ha confirmado ahora que entre las víctimas había ciudadanos de Siria, y la embajada siria en Estocolmo ha expresado sus condolencias por la pérdida de sus conciudadanos en el atentado.
Aunque las autoridades se han abstenido de confirmar la identidad del pistolero hasta que dispongan de la confirmación del ADN, los medios de comunicación locales informan de que era un antiguo alumno de la escuela, de 35 años, que había asistido a clases de matemáticas. La policía también confirmó que el sospechoso tenía licencia válida para cuatro armas de fuego, todas ellas incautadas. La investigación está en curso, y las autoridades están reconstruyendo los acontecimientos de lo que un agente de policía describió como un "infierno", con cadáveres, gritos y humo llenando la escena.