El entrenador del Fenerbahçe, José Mourinho, no está disfrutando de sus mejores semanas últimamente. La semana pasada fue acusado de racismo por el otro gran equipo turco, el Galatasaray, y ayer su equipo sufrió una derrota muy dolorosa en casa: 3-1 contra el Rangers escocés en octavos de final de la Europa League.
Durante la rueda de prensa posterior al partido, Mourinho "se durmió" durante una larga pregunta de un periodista, a la que no respondió. "Esto es demasiado para mi cabeza. Estoy cansado hombre, 90 minutos, no para escuchar todo esto, estoy demasiado cansado para eso", dijo, haciendo un gesto como si se estuviera quedando dormido.
Respondiendo más seriamente a otras preguntas, Mourinho admitió que el resultado era bueno, ya que podría haber sido incluso peor (cayeron 3-1 ante el Rangers), e incluso dijo que no era culpa suya que los jugadores subestimaran a los rivales. "Si no lo hicieron no es culpa mía, porque preparé el partido como siempre".
Y en cuanto a las acusaciones de racismo, Mourinho puso fin ayer a su silencio, diciendo que "no fueron muy listos" al acusarle de racismo en una entrevista con Sky Sports, recibiendo apoyo "incluso de gente a la que no le caigo bien" porque "todo el mundo conoce mis malas cualidades, pero esa [el racismo] no es una de ellas". Fue sancionado con cuatro partidos por la Federación Turca de Fútbol y después demandó al Galatasaray, pidiendo 41.000 libras por daños y perjuicios.